A las 5:30 nos suena el
despertador, algunos amanecen mejor que otros, pero todos con muchas ganas de
comenzar la vereda y algunos otros con ganas de terminarla (los pastores, según
Ismael).
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Algunos amanecieron mejor que otros... (Delia Lacasta) |
A las 6 de la mañana con 6 grados
bajo cero y una rosada que daba gusto de ver, “Chemari” nos sirve el desayuno, mostrando
su esbelto torso y el tatuaje del lince que luce en su hombro derecho. Tras
este desayuno, salimos a cargar y emprendemos la marcha.
Después de un viaje en coche y
algunos mareos más tarde (debido a diversos factores que no vamos a mencionar)
llegamos a Los Chorros, donde comienza nuestra gran aventura. Los pastores nos
esperan y al cabo de un rato, empieza la caminata.
El recorrido transcurre campo a
través en compañía de los pastores, las ovejas y el burro, que se llama “Problemas”,
aunque no dio demasiados (a parte de los clásicos mordiscos que siempre intenta
lanzar contra los pantalones de los estudiantes). Algunos valientes incluso se
dieron una vuelta montados en su lomo, con resultados diversos.
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El burro "Problemas" (Oihane Altzuguren) |
Cerca de un puente sobre el río Júcar, nos reciben las mujeres de los pastores
con un rico re- desayuno a base de café y rosquillas caseras.
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Las ovejas y cabras cruzando el río Júcar (Leyre Casasús) |
A partir de aquí comenzamos el
ascenso al Collado del Aire, a la retaguardia del rebaño acompañando a Vidal,
quien nos deleitaba con sus adivinanzas, refranes, anécdotas y algún que otro
chiste. Al pie de este cerro tuvimos el gran placer de conocer y escuchar a
Jesús Garzón, que nos habló de la importante función ecológica que cumplen los
rebaños trashumantes: además de limpiar el campo, producen nueve toneladas de
abono cada día y trasladan y clavan semillas de distintas especies de plantas a
lo largo de toda la vereda, fomentando la biodiversidad.
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Vidal nos ameniza el ascenso con un chiste (Irene Gracia) |
Durante la subida, nos sorprendimos de la
potencia del silbido de Vidal e intentamos imitarlo, sólo para darnos cuenta de
que las dotes de los pastores requieren años y años de experiencia.
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Clases de silbar por Vidal (Oihane Altzuguren) |
Cuando llegamos a la cima, ya nos
estaban esperando Urbano y los compañeros, con todo preparado para hincarle el
diente a una ansiada y esperada comida: chorizo, salchichón, mortadela, queso y
tortilla del día anterior, al compás de la bota de vino.
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La comida del primer día (José Luis Múzquiz) |
Tras descansar un rato al sol
mientras las ovejas se dedicaban a rumiar, despedimos a parte de los
acompañantes y comenzamos a bajar de nuevo del cerro, adentrándonos en un
precioso valle cubierto por los pinos.
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Adentrándonos en los pinos (Oihane Altzuguren) |
Escuchando de nuevo las historias
de Vidal, fuimos siguiendo el contorno de la Loma Travesá hasta toparnos, casi
de repente, con una acogedora hoguera cerca del campamento donde íbamos a
dormir esa noche. Después de dejar las esterillas y los sacos colocados dentro
de las tiendas y las ovejas dentro de su redil, nos sentamos en torno a la
hoguera mientras nos pasábamos la bota para espantar el frío.
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Campamento del primer día (Delia Lacasta) |
Un poco más tarde, Urbano y los
demás pastores empezaron a hacer la cena, que consistió en una buena ensalada
de tomate, ajo y bacalao y un delicioso arroz caldoso con pollo, pimiento y
cebolla.
La cena se sirve en una cazuela,
colocada en el centro, y todos alrededor damos “cucharada, paso atrás y tuuuso
fuera”. Ya está todo oscuro y aprovechamos el calor de la hoguera y las últimas
fuerzas que nos quedan para charlar en torno a ella, compartiendo historias,
anécdotas y habilidades ocultas (J.S corrió el riesgo de “trasconejarse”). A
las 9 de la noche todo el mundo nos retiramos a nuestras tiendas a descansar.
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Al calor de la lumbre (Jessica Soria) |
En este primer día aprendimos
muchas cosas, no sólo de las ovejas sino también de la vida. A nosotros en particular,
la vereda nos brinda la oportunidad de conocer diferentes modos de pensar, ir
haciendo preguntas que sólo alguien que de verdad está involucrado en este
mundo sabe responder. Es un privilegio tener 24 horas del día a nuestra
disposición tanto a los pastores como a las profesoras para resolver cualquier
duda o escuchar consejos.
Primero nos gustaría destacar que
solo yendo al campo se descubren los problemas reales que tiene la ganadería,
de modo que en un futuro si nos toca formar parte de la administración y
elaborar o ejecutar leyes, éstas sean con un conocimiento y un fin que
garantice el futuro y el bienestar de los pastores, y no como son muchas
actualmente: demasiado estrictas en algunos aspectos y “sin sentido” en otros.
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Ovejas en la vereda (Delia Lacasta) |
Y ahora vamos a hablar de lo más
importante de todo el viaje: LAS OVEJAS y la actividad puramente pastoril. El
rebaño se compone de 3.000 cabezas, de la variedad Merino de los Montes
Universales. Se diferencia del Merino español en: el tamaño (son más
compactas); la lana deja libre las carrilleras y las patas, tiene menor
producción de lana y son más rústicas.
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Merino de los Montes Universales (Delia Lacasta) |
No nos olvidamos de la fundamental labor de los
perros. Llevan 9 perros, de dos razas distintas: mastines y careas, cada cual
con su función. Los primeros se encargan de la protección del rebaño, tanto de
las alimañas como de otros perros, para que no haya agresiones contra las
ovejas. Los segundos son los que recogen y dirigen al ganado: cuando las ovejas
se empiezan a dispersar más de la cuenta, basta un corto chiflido de Vidal para
que los perros las muevan hasta donde están el resto. Es increíble comprobar
hasta qué nivel llega la obediencia de estos canes. Tan sólo con paciencia y
dedicación se puede conseguir algo así.
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"Cola" (mastín) y "Margarita" (carea) (Oihane Altzuguren) |
Autores: Oihane Altzuguren, Tomás Barrio, Leyre Casasús, Vanessa González, Irene Gracia, Ana Salvador, Raquel Sánchez, Jessica Soria