Esta mañana no hubo rebuznos, sino alarmas de móviles. A las 8:15 nos esperaba el desayuno en el hotel: una tostada con tomate y aceite acompañando al café. Pudimos comprar empanadillas y otros caprichos para enseguida emprender el viaje hasta Zaragoza. Fueron 6 horas del tirón, durmiendo y recordando lo extraordinaria que fue esta semana.
Ante todo agradecemos el trato recibido por los pastores, Isidoro y Nicolás; su generosidad, su buen humor y sus buenas intenciones sin olvidar sus grandes talentos culinarios.
Seguidamente, agradecemos al departamento de infecciosas de la facultad por habernos dado esta extraordinaria oportunidad. Pese a la gran dificultad que os ha supuesto organizar este evento, finalmente todo ha resultado mejor de lo que se esperaba.
Y por último, agradecimientos especiales a Olivia y Julio, nuestros acompañantes y casi “padres” de nuestra cuarta semana de trashumancia; por compartir sus experiencias y estos días con nosotros.
Sólo queda decir que esta aventura nos ha permitido conocernos mejor entre nosotros, y descubrir una tradición que muy pocos conocen: ¡¡LA TRASHUMANCIA!!
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