Tras otra noche fría,
volvimos a despertarnos gracias a Problemas. Cogiendo fuerzas para el trayecto
con las ricas magdalenas y galletas que nos trae Urbano, aprendimos otro
refrán: “Choto que de noche nace, no pace
y si pace, fuerte (o buen choto) se hace”.
Ya por la mañana, unos
metros más adelante pudieron abrevar las ovejas, y fue ahí donde perdimos mucho
tiempo y se fue atrasando el trayecto de los consiguientes días.
Durante la marcha,
tuvimos la oportunidad de visitar a los “correprisas” y su explotación de ovino
de leche de la raza Manchega. Además, pudimos contemplar a sus maravillosos
machos.
Por el camino Vidal nos enseñó recetas de comidas pastoriles: gazpachos típicos de la Sierra de Albarracín (hechos con una torta de pan llamada sollapas), gachas, empedrao (garbanzos, arroz y conservas del cerdo), caldereta, somarro (para frito: media oveja, se deshuesa entera y la carne se queda hecha tipo un manto, se le añade aliño, se deja adobar dos días y se tiende al sereno) y salón (para crudo y hay que tenerla más tiempo en curación)
Ese mismo día tuvimos alguna que otra incidencia. Nuestra amiga Blanca y su aguda vista cual lince ibérico se dio cuenta de que una oveja estaba “meando raro”, ya nos acercamos los demás integrantes y observamos que se trataba de un aborto, fue entonces cuando Marian y José Carlos, sin pedir permiso, solo por su criterio sanitario, decidieron ir a cogerla con el gancho y tratarla con oxitetraciclina.
Otra incidencia que hubo ese día fue una cordera que cojeaba de manera exagerada. Cuando la atrapamos nos dimos cuenta que tenía una lesión antigua de algún posible enredo con un alambre y llevaba la extremidad bastante inflamada. Lo que se hizo fue tratar con antibiótico y corticoide para aliviar la inflamación y la infección.
Esa misma noche hubo una grata sorpresa por parte de nuestro hatero “el tio Domingo” más conocido como Urbano. Nos hizo para cenar algo rapidito y digno de admiración de la mejor tienda de nutrición y dietética; careta, panceta, chorizo y morcilla a la brasa. Ya con el estómago caliente, algunos no se conformaron con eso, y tuvieron que calentar agua en las brasas. Muchos pensábamos que sería para una infusión porque les habría sentado mal la cena, y no, era un invento de cola-cao de Marian, agua con cola-cao y leche condensada, y lo mejor es que tuvo unas cuantas discípulas que lo hicieron.
Autores: Blanca de la Hoz, Jose Carlos García, Ainhoa Gil, María Guillen, Nuria Lasheras, Andrea Naval, Jose Antonio Ventura y Sara Vidal.
Profesores acompañantes: Marian Ramo
Profesores acompañantes: Marian Ramo
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