Tras una noche más “arrejuntada” de lo normal, con tres trashumantes por tienda para combatir el frío, nos levantamos entre escarcha en el comienzo de Sierra Morena. Los cazadores de fiesta desde las 4 de la tarde del viernes, no paran de pasar con sus todoterrenos de concesionario y sus perros en furgonetas modificadas.
Comienza nuestro último día de “vedera”, el sol quiere salir tímidamente, pero la escarcha levanta y los forestales ponen en marcha la máquina de nubes que no lo dejan brillar. Caminamos entre tinieblas y disparos mientras los hateros se toman un buen chocolate caliente y una porra en salud de sus compañeros. Llegamos a la entrada del Navazo, una finca custodiada por su propietario montado en “Hamer” controlando sus dominios, mientras nosotros bien contentos, nos comemos unas ricas gachas de almortas, esta vez con patata y panceta, hechas por nuestro querido Urbano.
Se continúa la marcha disfrutando de la bonita dehesa jienese, y a la altura del cortijo del Navazo con su ermita, nos sorprenden varias manadas de ciervos, gamos y muflones. La mayoría hemos tenido que imaginarlos un poco, de lo lejos que estaban, excepto la trashumante Alazne que cuando iba a vaciar su vejiga, el padre de Bambi la ha sorprendido a tan solo unos metros de distancia, mientras ella, preocupada, huía por si los cazadores andaban detrás de él. Mientras tanto, a los hateros se les ha cruzado una manada de ciervas.
Dejamos atrás esa finca y cruzamos a “La Parrilla”, en la que los coches de la montería empiezan a regresar. Quedan sorprendidos por el gran número de cabezas de ganado que rodean sus vehículos, tanto, que casi uno pierde el coche porque pensaba que sólo había 400 ovejas!!.
Llegamos a “La Majada”, campamento base del día, en el que también se encuentran los vehículos de los mulos que han tenido que arrastrar los 80 jabalíes de la cacería. Urbano, cortando leña, mientras los trashumantes llevan los troncos, se dispone a cortar un árbol, Víctor, que se haya cerca mientras avisa “árbol va”, no se aparta, y el árbol cae sobre él.
La última cena es deleitada por historias de partos, pero sin duda, hay que resaltar el comentario de: “ten cuidado, porque por el restregón de una silla te puedes quedar preñada”, como le pasó a una mujer hace unos años. Finaliza nuestra andanza pegados a la lumbre, con pastas, bebidas varias, historias y cante. Pidiendo por penúltima vez, porque nunca hay una última, que Leandro nos cante el “Romance de Pernales”, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Esperemos esta noche no incitar la aparición del Tempranillo y que nos rasque los pies durmiendo.
¡Hasta pronto trashumantes!! ¡Esperamos poder volver a repetir esta historia y estaremos eternamente agradecidos por ofrecernos esta experiencia, así como por todo el cariño y el saber compartido!
Y… tantas ganas de perdernos de vista no podéis tener, con todas las historias, compañía y aventuras que hemos vivido juntos….
Autores: Amaya Acín, Leire Urrutia, María Perales, Matilde Tessa, Pablo Ribera, Sergio González, Alazne Conde, Víctor Peñalosa
Profesores acompañantes: Jesús García y Delia Lacasta
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