Son las 7 de
la mañana, llueve, hace frío y se oyen los esquilos. El borrico nos hace la
función de despertador, decidimos preparar el desayuno y desmontar el
campamento. Una vez recogido todo, nos ponemos en marcha hacia “la Majada de Villalba”.
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Día lluvioso por la mañana justo cuando salimos a
la vereda |
Una mañana
desapacible nos espera, lluvia, barro y unas despedidas. Bajamos por las
laderas embarradas, donde las botas pesan el doble y todos los pantalones
tienen el mismo color, el del barro. Por fin llegamos a la esperada comida, sin
mucho que hablar ni mucho que contar ya que la lluvia no nos permitía pensar
demasiado.
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Mirando el recorrido de los animales protegiéndonos
de la lluvia |
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Lluvia, niebla… a pesar de las inclemencias del
tiempo seguíamos avanzando |
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Jaime mojándose bajo la lluvia |
En la hora de la comida se despiden Javier Lucientes y José Manuel Etxaniz, su grata compañía nos ha ilustrado sobre temas parasitológicos y referentes a la administración, por lo que les damos las gracias por estar con nosotros y ofrecernos sus conocimientos. Después de secarnos las lágrimas, por la despedida, continuamos. La tarde se hace eterna, Vidal nos la ameniza la andada con dichos, chistes y anécdotas sobre los caminos. Al llegar a “la Majada de Villalba”, nos encontramos la vía pecuaria sobre un campo de golf. Nos parece relevante nombrar este hecho ya que las vías pecuarias están invadidas por construcciones, campos vertederos, etc., que no deberían de estar ahí, pues al tratarse de una vía pecuaria, las ovejas tienen todo el derecho a pasar.
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La vereda invadida por un campo de golf |
Montamos la
tienda rápidamente porque la lluvia nos apremia, comemos careta de cerdo y
panceta para reponer fuerzas. A continuación mesa redonda alrededor de la
lumbre, donde se nos cuentan mil y una historias, una de ellas dice así: “Guadalaviar,
pueblo inconsecuente y negado a todo principio de razón”. Es una frase del
regidor de Albarracín del siglo XVII que sirve a Ismael de pie para contar una
historia sobre las antiguas roturaciones de la tierra.
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Urbano cocinando un rico morro frito |
Otra historia hace referencia al año 1917, dónde nueve quintos de Guadalaviar hicieron su fiesta, hasta que un “iluminao” dijo que quien iba a pagar eso, a lo que otro todavía más “iluminao” respondió que el que no pudiera dejar preñada a la novia pagaba los costes. A los nueve meses parieron todas novias y lo pagaron a escote, así son en Guadalaviar. Al año siguiente, en las fiestas patronales se les ahorcó un toro, y los del pueblo de al lado rimaron: “Guadalaviar, qué mal has quedado, con 9 novias preñadas y un toro ahorcado”.
Después de una larga conversación, nos vamos a dormir, esperando que no llueva mucho durante la noche. Buenas noches y hasta mañana lectores.
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Nuestra gran aliada contra el frío, la hoguera |
Autores: José Manuel Ibarra, Vicente Luis Pascual Solana, María y Almudena Valiente Viana, Belén Mediano Valiente, Ricardo Novales Miranda, Raúl Malo Martín y Jaime Calvo Bara.
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