Nos despertamos con una pequeña sorpresa, una de las furgonetas no conseguía arrancar por un problema con la batería. Tras largos intentos, Daniel Rojo, bautizado por los pastores como Colorao, consiguió hacer funcionar el vehículo. Los hateros se dirigieron a Pozo de la Serna para rellenar agua, comprar y cortar la carretera para que el rebaño pudiera cruzar el pueblo.
Tras unas horas caminando debíamos esperar a la Guardia Civil para que nos cortara una carretera nacional. Durante la espera, Lluís se dedicó a alimentar al burro Problemas a base de bellotas y cuando estas se acabaron, decidió que el pelo de Paula era un buen sustitutivo alimenticio. La pobre Paula temió por su preciada melena todavía limpia. La Guardia Civil finalmente apareció con casi dos horas de retraso, coincidiendo con la llegada del señorito Fran.
Cruzamos la nacional y por fin comimos, un surtido de embutidos de primera calidad que llenaba nuestros hambrientos estómagos y vino de bota que saciaba nuestra sed.
Por la tarde Sixena y Carmen pudieron experimentar la función de hatera ayudando a Vidal y a Leandro con las labores de la leña y de la preparación del campamento. Mientras tanto en la caminata íbamos detrás del rebaño junto con Arturo. Pudimos conocernos mejor entre todos. Arturo es el pastor más joven del grupo, una persona alegre y pendiente de que todos estuviéramos a gusto. A su lado estaba Pastora, su perra carea, que además de ser súper obediente es una buenísima pastora. Es una preciosidad.
Al llegar al campamento recibimos con los brazos abiertos la visita de Pedro y Carmen, así como de Nuria. Nos juntamos muchas personas esa noche y se formó un ambiente muy especial al abrigo de la lumbre. Agatha, repitiendo vereda, sacó su guitarra y pudimos disfrutar de un precioso solo a capela. La gente se fue animando entre la música y las palometas, todo el que quiso cantó la canción que más le gustaba, destacando el Romance de Pernales interpretado por Leandro, que nos dejó a todos mudos. Continuamos con canciones populares a las que se unieron hasta los pastores más veteranos, hasta que el cansancio se apoderó de todos.
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