Día 4 (03/11/2023)

Nos levantamos apurados de tiempo en el refugio con Ismael como despertador, dispuesto ya a empezar el día encendiendo la lumbre.

Asustados por el temporal del día anterior, nos ponemos los chubasqueros por encima de muchas capas y salimos de las Majadas rumbo a Tiná del Rojo.

Con el vendaval de ayer nos encontramos el camino embarrado y muy resbaladizo incomodando la travesía. Tanto barro había que Problemas casi se nos queda atascado al intentar cruzar un charco. A pesar de la leve lluvia del día podemos disfrutar mucho del día y del paisaje cuando la niebla ha decidido irse.

Cuando ya habíamos atravesado el barranco, nos damos cuenta de que varias ovejas se habían quedado rezagadas. Arturo y Leandro, que van detrás de las ovejas, en estos casos se encargan de llamarlas a base de silbidos consiguiendo que vuelvan al rebaño. Por delante va Ismael guiando el rebaño por toda la vereda.

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A todos ellos les acompañan sus respectivos perros. Hay dos tipos de perros en la trashumancia, por un lado están los Carea que se encargan de ayudar a los pastores a conducir y reunir el rebaño por medio de chiflidos. Son perros rápidos y ágiles que evitan que se pierdan las ovejas.

Por otro lado, están los mastines que protegen los animales de cualquier posible depredador. Estos son grandes, fuertes y fieles.

Por la tarde atravesamos un campo de golf donde montamos el campamento. Tenemos la suerte de contar con un refugio para cenar unas lentejas con arroz y encender la lumbre. Acabamos el día en las tiendas de campaña esperando no pasar tanto frío.