Hoy no nos despertamos con el despertador habitual. Ricardo lo sustituye con una inusual versión, que ya conocemos, de la canción “Ya viene el pájaro”. No sabemos bien si los ronquidos de Olleta o la fuerte lluvia lo han despertado, y como se aburre solito en la hoguera, ha decidido despertarnos a todos antes.
La lluvia cae con fuerza, por lo que decidimos desayunar en el pequeño porche del refugio situado al lado de nuestro campamento.
Aunque hemos amanecido antes de lo habitual, salimos a la misma hora que siempre, ya que tardamos bastante en ponernos todos los trajes para resguardarnos de la lluvia.
Mientras Vidal e Ismael se preparan para sacar las ovejas del redil, Urbano coge el coche para ir en busca de leña al pinar que nos rodea. Olleta y Ricardo, que no se han enterado muy bien, y pensando que Urbano se ha marchado sin avisarles, rápidamente montan en los coches y se dirigen hacia Villalba de la Sierra por la pista que recorre el campo de golf. No nos da tiempo ni de correr detrás de ellos. Pobres, no se han dado cuenta que Urbano se encuentra a escasos 50 metros de nosotros. Ahora tendrá que intentar localizarlos e ir en busca de ellos.
Entre carcajadas, los demás empezamos la marcha matutina. Bajo la lluvia se repite la imagen de ayer, las ovejas pastando entre los hoyos del campo de golf que invade la Cañada Real.
Pronto deja de llover y nos empieza a sobrar la ropa, que aparte de protegernos de la lluvia, hace que no traspiremos bien y el sudor empape la ropa que estaba seca.
Atravesamos un pequeño pinar que en realidad es un campo de reforestación. Las ovejas se pierden de vista entre tanto árbol.
A media mañana cruzamos por debajo de un puente que atraviesa la carretera nacional dirección Cuenca. Gracias a Dios, los profes están allí. Urbano los ha encontrado, aunque no ha sido tarea fácil ya que no tenían los móviles encendidos.
Pasamos por una cantera y una zona de descanso vial en la que han colocado unas vallas para que las ovejas no entren. Obvio que ellas pues no lo entienden muy bien, y tenemos que dar alguna que otra vuelta para asegurarnos de que todas siguen la vereda.
Aunque Vidal ha intentado engañarnos diciéndonos que aún queda mucho para comer, Claudia tiene razón y solo es una broma. Enseguida nos volvemos a juntar con los hateros, que hoy nos han preparado huevos fritos y carne frita. Ummm que hambre.
A la tarde vuelven a anunciar lluvias, por lo que Vidal nos aconseja que en vez de ir dos hateras acompañando a Urbano, vayamos 4 para poder montar el toldo, por lo que Cris, Ane, Claudia y Laia marchan con Urbano hacia el siguiente campamento, que para nuestro grupo será el último.
A la tarde vuelven a anunciar lluvias, por lo que Vidal nos aconseja que en vez de ir dos hateras acompañando a Urbano, vayamos 4 para poder montar el toldo, por lo que Cris, Ane, Claudia y Laia marchan con Urbano hacia el siguiente campamento, que para nuestro grupo será el último.
Mientras los demás caminan con el rebaño, Ricardo sigue intentando domar a Problemas. Pero no todo es tan fácil. Cuando se preparan para cruzar una pequeña acequia de tarquín, Problemas se clava y no avanza, y Ricardo que no ha calculado bien la profundidad y anchura, cae de lleno en la acequia. No quiere soltar al burro que tira cabeceando de él. La situación termina con Problemas corriendo en dirección contraria y nuestro amigo con su tan preciado chubasquero de la marina estadounidense lleno de barro.
La tarde se hace corta, llueve poco mientras rodeamos la ciudad de Cuenca. Todos tenemos la broma en mente, ya que hoy dormiremos mirando a Cuenca.
A la llegada al campamento todo está montado. En el toldo caben las 13 sillas y la mesa para cenar. No todo a la vez pero bueno, nos arreglaremos para poder disfrutar de la última noche al resguardo de la lluvia.
El campamento está situado en lo que parece una pequeña urbanización rural, por lo que los vecinos de la misma se acercan a saludar a los pastores. Una señora y su marido nos acompañan durante un rato después de cenar al calor de la lumbre, nos ofrecen su casa por si queremos ir al baño o utilizar enchufes para cargar los móviles, pero nosotros ya estamos acostumbrados a vivir desconectados, así que denegamos amablemente su oferta.
Poco después empieza a llover, los invitados nos abandonan, y nos reunimos los 13 dentro del toldo para tomar una pequeña copa antes de ir a dormir. Hoy será nuestra última noche con los pastores, y aunque el tiempo no acompaña nadie quiere irse a dormir.
Autores: Cristina Hernández, Javier Benito, Laia, Claudia, Alba López, Carmen Lorente, Alejandro Madorrán, Ane Rivas, Jose Luis Olleta y Ricardo Serrano.
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