sábado, 10 de diciembre de 2016

Día 5 de noviembre de 2016

Hoy amanecemos con las tiendas mojadas, pero ha parado de llover. Ricardo a lo lejos habla de que a la noche ha habido bastante revuelo, pero nosotros no entendemos nada. Al reunirnos alrededor de la hoguera para desayunar, Ismael y Vidal nos cuentan que a la noche, más o menos a las 2 de la madrugada, las ovejas se han escapado del redil. Hay una baja, pero todo se solucionó bastante rápidamente, y el daño ha sido mínimo.

Después de recoger todo, y explicar a los hateros de esta mañana como se monta el toldo, nos volvemos a dividir en dos grupos de cuatro y comenzamos la que será nuestra última etapa.

El ganado va despacio hoy, tiene que aprovechar el pasto que hay desde el campamento hasta el punto donde nos reunimos con la guardia civil para cruzar las rotondas de entrada de la autovía de Cuenca. Si habéis leído bien, los ingenieros han construido 3 km de carreteras en mitad de la cañada, y precisamos de la ayuda de la guardia civil para cruzarlas.

A las 10:30 llega el primer coche de la guardia, esperábamos mas ayudantes, pero todavía no han llegado, y como los guardias se ven capaces de cortarla solos, entramos de lleno con el rebaño en la carretera. La imagen es muy curiosa, los conductores de los coches alucinan. La carretera queda inundada por millones de conguitos. Parece que las ovejas lo han hecho a propósito y se cagan en la carretera para reivindicar que la cañada les pertenece.


Poco después aparecen Urbano y los hateros para ayudarnos, el paso por carreteras suele ser difícil, ya que las ovejas se escapan por debajo de los quitamiedos y pueden perderse. Javi y Margarito, tienen que corren detrás de una que intenta escapar, pero ya son unos expertos en tema de reconducción de ovejas y enseguida la devuelven al rebaño, Vidal está encantado con ellos.

Nada más terminar de recorrer los 3 km de tramo por la carretera y despedirnos de los guardias que la verdad es que han sido muy amables con nosotros, entramos en otra urbanización que según nos cuentan se hizo un poco ilegalmente y también invade la cañada. Las paredes de las casa están dibujados con claros mensajes a favor de la cañada, pero el dinero es el dinero y nadie hace nada. Algunos vecinos protegen sus rosales con escobas, pero las ovejas y cabras no se amedrantan y siguen comiendo a sus anchas.

La mañana es divertida, en una situación poco habitual en la que sí estamos más en contacto con la civilización.

Pronto empieza a oler a comida. El campamento está montado, no llueve y todos nos reunimos alrededor de la mesa en nuestro último almuerzo con ellos. 

Mañana será el cumpleaños de Ismael, por lo que hemos improvisado un pequeño “pastel” y unas velas, que en realidad son unas tortas que han comprado los hateros y unos palillos con el que hemos escrito el número 54, que son los años que cumplirá.

Después de cantarle y comer los dulces, toca despedirse. Como dice Vidal las despedidas siempre son tristes y en la última foto de rigor, las caras no son tan alegres.


Montamos en los coches, y nos ponemos camino a Zaragoza. Gracias amigos por dejarnos compartir esta experiencia con vosotros. 

¡Tened buena vereda!

Aléalé

Autores: Cristina Hernández, Javier Benito, Laia, Claudia, Alba López, Carmen Lorente, Alejandro Madorrán, Ane Rivas, Jose Luis Olleta y Ricardo Serrano.

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