Primer día. Seis de la mañana. Nos suena el despertador. En la universidad todas las tiendas de campaña nos esperan para ser dobladas, éste será el primer reto del día. Consejito del primer día: no hacer caso a las instrucciones de Decathlon.
Una vez estuvo todo en su bolsa, nos pusimos rumbo a Cuenca. Algunos se sentían sin fuerzas y decidieron desayunar bravas con café (a falta de croquetas de la universidad), echamos de menos a Manolo. Aún nos dio tiempo a perdernos, y por fin tras 4 horas de viaje conseguimos reunirnos con los pastores. Tras extender un buen surtido de embutidos por la mesa, a los pocos segundos de empezar a comer, Vidal, que es muy observador, se percató de que una de las personas alrededor de la mesa ni tocaba el producto cárnico. ‘’Te has equivocado de lugar’’, fueron sus primeras palabras. Ese fue el comienzo de una bonita relación. Ya con la panza llena, comenzamos la vereda.
Lo primero que llama nuestra atención, es la intensa tensión sexual que existe dentro de nuestro rebaño (no el de personas, aunque a nosotros también nos ha tocado pasar el interrogatorio de Vidal). Esperamos que se hable de nuestras aventuras en el futuro… ¿qué pasará, qué misterios habrá?
A mitad de la tarde, en el medio de bosque divisamos unas gotitas de sangre. ¿Qué es este rastro? Seguimos el camino, y de pronto, oímos el aliento abandonar la garganta de Ana:‘’¡Chicos!’’ dice con urgencia. Preocupados, nos acercamos hacia su posición para ver consternados un producto abortivo en medio de la vereda, algo con la estructura de un mini Voldemort. Superado este trauma, continuamos el camino y de pronto, divisamos unas sospechosas miradas bovinas. Mar, inconsciente, decidió que no pasaba nada por acercarse hacia una vaca que acababa de parir. Menos mal que Emilio, el papá del grupo, le avisó de lo imprudente de sus acciones.
En este grupo no sólo hablamos de veterinaria, han salido temas tan interesantes como la nutrición vegetariana o la despoblación del medio rural. Ahora Julia es un 15% menos vegetariana y Mar va a salvar el planeta.
Después de subir una montaña, y al pensar que por fin habíamos llegado a nuestro primer campamento, nos topamos con la realidad de estar desviados en el pico más frío de toda Cuenca. Las ovejas se habían alejado del recorrido y a pesar del descenso de la temperatura teníamos que recolocar al rebaño. Realmente, tanto los pastores como Problemas sabían lo que estaba pasando, nosotros éramos los únicos desorientados. Hicimos la última bajada y vimos a nuestros hateros que muy amablemente habían dejado todo preparado para nuestra llegada (en el cielo hay un sitio preparado para ellos).
Nota hatero: ante la ausencia de mazo y piquetas en condiciones, hemos cogido como herramienta una piedra. Tras llevar un rato golpeando con ésta para fijar las tiendas de campaña y ante nuestra desesperación, Urbano amablemente nos ha cedido su maza. Después, otra paliza para hinchar los colchones, uno a pleno pulmón por Lucas. Nuestra sorpresa llega al recoger, nos encontramos una bolsa con piquetas sin estrenar y una reluciente maza.
Suculenta cena de bienvenida, descubrimiento y amor a primera vista del tomate con bacalao, después de una abundante caldereta de arroz con pollo y costilla de cerdo, la cual no fuimos capaces de acabar por motivos de capacidad. Todo ello bien regado con vino y pacharán casero.
Resumen de la noche: mucho anís, muchas risas y muchos refranes, a destacar: “nunca te fíes de alguien que sea de un pueblo mayor que el tuyo”.
Noche de luna llena… AUUUUUUUUUUU!!!
Autores: Adrián Arroyo, Oihane Jauregui, Adrián López, Sergio López, Mar Martínez, Julia Plaza y Ana Rodríguez
Profesores acompañantes: Delia Lacasta y Emilio Magallón
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