domingo, 10 de marzo de 2024

  Día 17 (16/11/2023)

Amanecemos un día más a toque de burro con las tiendas empapadas, pero sin haber pasado mucho frío. Comenzamos a preparar los desayunos y quien se conforma con lo caliente que está el café se lo toma y quién no, se aparta unas ascuas de las brasas que ya ha preparado Vidal para calentar más el desayuno.

 

Comenzamos a andar con el amanecer entre arbustos y árboles bajos al sonido incesante de todos los cencerros del rebaño y junto a los perros pastores y de guarda. Hoy la niebla nos ha perdonado y nos ha dejado ver el sol desde el primer momento.



  El paisaje respecto a los días anteriores ha cambiado muchísimo y ahora se complica para nosotros el   reconocer los mojones que marcan las lindes de la cañada, cosa que Ismael reconoce con total   naturalidad. Al poco de comenzar a caminar cruzamos una carretera y junto a esta, nuestra furgoneta grande se queda atascada entre unas piedras, pero con unas pocas maniobras logramos sacarla y que siga su camino junto al resto de hateros.

 

El camino prosigue casi sin alteración hasta que con los mandados a los perros nos damos cuenta de que hay que hacer que el rebaño se junte porque vamos a atravesar Ruidera. Una vez el ganado se ha juntado caminamos despacio por una pendiente escarpada que da al pueblo de Ruidera en la cual nos quedamos esperando hasta que la policía nos de paso por el pueblo.

 

Una vez nos han dado paso cruzamos el pueblo con muchos ojos de los habitantes del lugar mirándonos en todo momento.

 


Tras cruzar el pueblo toca la merecida recompensa y almorzamos junto a muchas personas que han aprovechado para venir a visitarnos.

 

Poco después de llenar la tripa proseguimos el camino a paso de oveja por una pendiente que hubo que subir, sin ninguna duda con mayor dificultad que las ovejas hasta que el camino se comenzó a ensanchar y comenzamos a adentrarnos en distintos terrenos ya cosechados.


Tras una larga jornada, la más larga de todas, y con ayuda de las linternas frontales conseguimos llegar al lugar en el que vamos a pasar la noche. Ya con todo preparado para cenar y con la bota dando la vuelta alrededor de la mesa cenamos y finalmente llega el merecido descanso alrededor de la hoguera. Como es usual acompañados de canciones e historias el último día del grupo llega a su final.

 

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