jueves, 21 de febrero de 2019

Día 24 de noviembre de 2018 - "Cañada de la Tabernilla – Cerro del Alcornoque “Cuna de José María el Tempranillo, el Robin Hood de Sierra Morena”

Tras una noche más “arrejuntada” de lo normal, con tres trashumantes por tienda para combatir el frío, nos levantamos entre escarcha en el comienzo de Sierra Morena. Los cazadores de fiesta desde las 4 de la tarde del viernes, no paran de pasar con sus todoterrenos de concesionario y sus perros en furgonetas modificadas. 

Comienza nuestro último día de “vedera”, el sol quiere salir tímidamente, pero la escarcha levanta y los forestales ponen en marcha la máquina de nubes que no lo dejan brillar. Caminamos entre tinieblas y disparos mientras los hateros se toman un buen chocolate caliente y una porra en salud de sus compañeros. Llegamos a la entrada del Navazo, una finca custodiada por su propietario montado en “Hamer” controlando sus dominios, mientras nosotros bien contentos, nos comemos unas ricas gachas de almortas, esta vez con patata y panceta, hechas por nuestro querido Urbano. 

Se continúa la marcha disfrutando de la bonita dehesa jienese, y a la altura del cortijo del Navazo con su ermita, nos sorprenden varias manadas de ciervos, gamos y muflones. La mayoría hemos tenido que imaginarlos un poco, de lo lejos que estaban, excepto la trashumante Alazne que cuando iba a vaciar su vejiga, el padre de Bambi la ha sorprendido a tan solo unos metros de distancia, mientras ella, preocupada, huía por si los cazadores andaban detrás de él. Mientras tanto, a los hateros se les ha cruzado una manada de ciervas. 
Dejamos atrás esa finca y cruzamos a “La Parrilla”, en la que los coches de la montería empiezan a regresar. Quedan sorprendidos por el gran número de cabezas de ganado que rodean sus vehículos, tanto, que casi uno pierde el coche porque pensaba que sólo había 400 ovejas!!. 

Llegamos a “La Majada”, campamento base del día, en el que también se encuentran los vehículos de los mulos que han tenido que arrastrar los 80 jabalíes de la cacería. Urbano, cortando leña, mientras los trashumantes llevan los troncos, se dispone a cortar un árbol, Víctor, que se haya cerca mientras avisa “árbol va”, no se aparta, y el árbol cae sobre él. 

La última cena es deleitada por historias de partos, pero sin duda, hay que resaltar el comentario de: “ten cuidado, porque por el restregón de una silla te puedes quedar preñada”, como le pasó a una mujer hace unos años. Finaliza nuestra andanza pegados a la lumbre, con pastas, bebidas varias, historias y cante. Pidiendo por penúltima vez, porque nunca hay una última, que Leandro nos cante el “Romance de Pernales”, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Esperemos esta noche no incitar la aparición del Tempranillo y que nos rasque los pies durmiendo.

¡Hasta pronto trashumantes!! ¡Esperamos poder volver a repetir esta historia y estaremos eternamente agradecidos por ofrecernos esta experiencia, así como por todo el cariño y el saber compartido! 

Y… tantas ganas de perdernos de vista no podéis tener, con todas las historias, compañía y aventuras que hemos vivido juntos….  

Autores: Amaya Acín, Leire Urrutia, María Perales, Matilde Tessa, Pablo Ribera, Sergio González, Alazne Conde, Víctor Peñalosa
Profesores acompañantes: Jesús García y Delia Lacasta

Día 23 de noviembre de 2018 - "Cerro del lobo – Cañada de la Tabernilla (Jaén)"

Llueve con nuestra pena por despedir a cuatro de nuestros compañeros que vuelven a casa. Pero como si el destino quisiera retenerlos, su salida se retrasa varias horas, debido a los problemas mecánicos de nuestras furgonetas. 

Mientras el rebaño avanza hacia el famoso Arrollo del Brujo, el cual había supuesto un punto crítico en otras ocasiones, pero este año se atraviesa sin problemas ya que transporta poca agua. Parada para almorzar en el Pozo del Cura, un paisaje idílico, comienzo de Sierra Morena. Cambiamos los olivos, sembrados y chaparras por pinares y verdes praderas; al igual que dejamos la provincia de Ciudad Real para entrar en la de Jaén. Con esta nueva estampa llegamos al campamento, hoy cambiamos las canciones por los chistes. Un buen trago de vino y nos vamos a dormir porque… “ya me decía tu padre que no me casara contigo”.

Autores: Amaya Acín, Leire Urrutia, María Perales, Matilde Tessa, Pablo Ribera, Sergio González, Alazne Conde, Víctor Peñalosa
Profesores acompañantes: Jesús García y Delia Lacasta

Día 22 de noviembre de 2018 - "Torrenueva (Finca de los conejos)- Torrenueva (Cerro del Lobo)"

Despertamos con energía para empezar esta nueva etapa y para nuestra sorpresa la familia ha aumentado con dos nuevos corderitos.





Mientras nuestros pastores y compañeros recorren la vereda entre olivos y siembras, los hateros aprendemos la esencia de como preparar unas auténticas migas serranas. Aunque se barruntaba una jornada dura, pronto alcanzamos el campamento para disfrutar del mejor momento del día, una cerveza junto a la lumbre, la deliciosa cena de sardinas a la brasa que nos prepara nuestro querido Urbano y un recital de poemas y canciones varias. Con la cabra la cabra la p*** de la cabra, nos vamos a dormir. ¡Hasta mañana!!

Autores: Amaya Acín, Leire Urrutia, María Perales, Matilde Tessa, Pablo Ribera, Sergio González, Alazne Conde, Víctor Peñalosa
Profesores acompañantes: Jesús García y Delia Lacasta

Día 21 de noviembre de 2018 - "Pozo de la Serna - Término de Torrenueva"

Amanece la mañana temprano, ya acostumbrados a los rebuznos de Problemas, y nos espera un desayuno digno de pastores. Tras varios días lluviosos por fin nos espera un día soleado, sin mucho frío. Deshacemos el campamento y ponemos todo apunto para seguir a los jefes en nuestro camino hacia Vilches.

Nos hemos convertido en expertos en “abonar el monte” y la marcha transcurre atravesando Pozo de la Serna entre la atenta mirada de sus habitantes y ayudados por la Guardia Civil, mientras los animales realizan una buena poda de los parques y jardines del pueblo. Nos sorprende el hecho de que varias habitantes nos muestran la calidad de sus escobas en su afán de que las cabras no se les coman sus plantas. 

Tras campos de olivos y viñedos llegamos al embalse de Cabezuelas donde nos espera Urbano, Antonio “el muros” y las hateras con la mesa puesta y una sonrisa en la cara. Dado que para llegar a casa hay que andar, reanudamos la marcha monte arriba, entre encinares y sembrados, con un sol que pone moreno a cualquiera, aprovechando para hacer fotos y de paso ganarnos el pan.

Limitados por grandes fincas y a paso ligero, llegamos al campamento donde nos espera un fuego caliente, unas tiendas ya montadas, una bota de vino y una silla en la que descansar tras 24 kilómetros de vereda.

Nuestros hateros vuelven tras realizar la compra en Torrenueva, contándonos que “no hay nadie más sabio que un abuelo en taca-taca” y con sidra para amenizar lo que queda de día. Bellotas “a la pala”, canciones y unas sidras despiden este miércoles de vereda, digno de ser mencionado en un blog.

Autores: Amaya Acín, Leire Urrutia, María Perales, Matilde Tessa, Pablo Ribera, Sergio González, Alazne Conde, Víctor Peñalosa
Profesores acompañantes: Jesús García y Delia Lacasta

Día 19 de noviembre de 2018 - "Ruidera- Alhambra (nadie ha cagado todavía)"

Amanecemos con muchas ganas de empezar a vivir esta maravillosa experiencia. La vereda transcurre en un paisaje arbolado (gran chaparral), hemos descubierto lo que es un ‘’majano’’ y ha habido una intensa recolección de setas y una cuerna. 


La segunda parte del día, comienza rescatando a las cabras de una alberca. Atravesamos el pueblo y los campos, y visto que somos pocos útiles mandado ovejas, vienen los perros al rescate. 


Vemos a un mastín atizarse un conejo en dos bocados y a Pablo le pican dos avispas (uno en la mano y otra muy cerca del área privada, ¡suerte la suya!). Tras 23 km de vereda llegamos al campamento diseñado por nuestras hateras donde nos han recibido con cánticos eclesiásticos. 



Frase del día: ‘’me cago en los sobacos de la virgeeeeeeen’’
(‘’cuidado, que es catalán e igual te independiza una parte del rebaño!’’)

*Abrevadero: hemos visto unos cuantos, pero la mayor parte del tiempo las ovejas beben de los charcos, que con estas lluvias son muy abundantes. 

Autores: Amaya Acín, Leire Urrutia, María Perales, Matilde Tessa, Pablo Ribera, Sergio González, Alazne Conde, Víctor Peñalosa
Profesores acompañantes: Jesús García y Delia Lacasta

miércoles, 20 de febrero de 2019

Día 20 de noviembre de 2018 - "Alhambra- Pozo de la Serna"

Tras un largo sueño de perro capao y un “yo ya he cagao en el campo” y después de nuestro contundente y delicioso desayuno, recogemos nuestro campamento y emprendemos camino tras el rebaño dirigido por el “Gran Mayoral Ismael” acompañado de Problemas y comandado desde la retaguardia por Vidal y sus tres fieles canes. Aunque nos habían anunciado un día de sol y moscas, resulta ser más bien lo contrario, presentándose una jornada bastante pasada por agua (“xirimiri majOOO”). 



La marcha se inicia a eso de las ocho y media de la mañana todavía sin lluvia, pero con el cielo totalmente encapotado. Nuestro camino transcurre bordeando una gran finca, Valle Hermoso, con una enorme extensión de terreno y varias explotaciones ganaderas, a parte de numerosas parcelas agrícolas. Siguiendo la Cañada Real de los Serranos, recibimos la ayuda de la Guardia Civil para el paso por un tramo de la carretera nacional a la altura del pantano de Valle Hermoso. 

Tras un breve trayecto después de este punto, encontramos el equipo de todoterreno y nuestras dos furgonetas formado por las dos hateras y liderado por Urbano, al que gentilmente acompaña Antonio con su vehículo. Tras un rico almuerzo de embutidos, quesos y nuestra querida “Irene”, iniciamos de nuevo nuestra marcha bajo un gran manto de lluvia y como dice Ismael, “Cuando Dios está por dar por culo, hasta los santos se la menean”. 


Rodeados de olivares, viñedos y pistachos seguimos nuestro camino y al fin el cielo nos da tregua y hasta aparece el sol vagamente. Finalmente, llegamos al punto de campamento y por extraño que parezca, en plena mancha y sin nada de vegetación, conseguimos cobijarnos en la mejor mata formada por pinos bajos. Tiendas puestas, lumbre encendida, corral montado y jaima armada, llega el tiempo de descanso para ganado, perros, pastores y trashumantes. 


Urbano nos vuelve a deleitar con una gran cena: tomate con ajo y sardinas, una deliciosa parrillada de panceta y una bandeja de careta crujiente y jugosa, en fin, la mejor forma de recuperar fuerzas. Acabamos el día alrededor de la hoguera todos reunidos, taza en mano y canto viene canto va:

“porque no canto porque bien sé,
ni canto porque bien canto,
que los que cantan son los curas que cantando ganan cuartos”

Autores: Amaya Acín, Leire Urrutia, María Perales, Matilde Tessa, Pablo Ribera, Sergio González, Alazne Conde, Víctor Peñalosa
Profesores acompañantes: Jesús García y Delia Lacasta

lunes, 18 de febrero de 2019

Día 18 de noviembre de 2018 - "Zaragoza- Ruidera"

Es domingo 18. Son las 5 a.m, todo está oscuro y llueve. Empieza la trashumancia y caminamos cargados hasta la facultad, donde tenemos las tiendas listas para ser plegadas. Se ven caras de sueño y mientras unos empaquetan el material, otros prefieren dedicarse a otros menesteres.

Nada más empezar vemos que tenemos las ruedas deshinchadas, decidimos parar en la gasolinera de la facultad para comprobar la presión e hincharlas. 

Segunda parada: a los 30/40 minutos sale una alarma en la furgoneta defectuosa donde nos marca “HAY QUE CAMBIAR EL ACEITE RÁPIDAMENTE’’, paramos en una gasolinera donde entre unos cuantos averiguamos como se abre el capo (Pablo y Víctor ni se enteran de esta parada).

Tercera parada: tras unas horas de viaje, decidimos parar otra vez a poner gasolina cuando, en la misma furgoneta defectuosa, se rompe la puertecita que protege el depósito de la gasolina (el pobre hombre de Cepsa nos lo dice muy apurado). 

Sobre las 12:30 llegamos a Ruidera (con la furgoneta de la rueda deshinchada presentando un tembleque importante). Pese que nos espera un imponente rebaño de 3000 cabezas esperando a la Guardia Civil para cruzar el pueblo, lo primero que nos llama la atención es un pintoresco hombre con una elegante boina cuya cara nos resulta familiar, al cual hacen llamar ‘’El gran señorito Francesco’’, comúnmente conocido para el resto de los mortales como Fran. 



Nuestro camino en la vereda comienza tranquila, pero nuestras hateras tienen problemas… Resulta que hemos hecho 500 km a 120 km/h ¡con una rueda rajada!!! Tras una hora intentado cambiar la rueda lo conseguimos con la ayuda de dos guardias civiles, un hombre de protección civil, las hateras y compañía (ellos saben quiénes son). 

Para la comida del primer día Urbano nos prepara unas gachas manchegas con chorizo y tocino buenísimas y así, con el estómago lleno, comenzamos nuestro camino. La tarde es corta y andamos, escasamente, una hora y pico hasta que llegamos a nuestro campamento, donde empezamos a montar nuestras camas y a coger leña para la hoguera de esta noche. Pronto comienza a llover, pero a pesar de la lluvia cantamos alrededor de la hoguera (muy tierno), contamos historias de miedo y bebemos un trago de crema de orujo…. Pero eso, literal, un trago. 

Autores: Amaya Acín, Leire Urrutia, María Perales, Matilde Tessa, Pablo Ribera, Sergio González, Alazne Conde, Víctor Peñalosa
Profesores acompañantes: Jesús García y Delia Lacasta

miércoles, 6 de febrero de 2019

Día 17 de noviembre de 2018 - “Socuéllamos”

En nuestra última mañana, a los rebuznos y suspiros se les sumaba cierto cansancio que comenzaba a dejarse notar, así como un sentimiento de tristeza, ya que todas sabíamos que serían nuestras últimas horas en la vereda. 

Tras un buen desayuno protagonizado por las famosas y “bueniiiiiisimas” trenzas de Almodóvar, cortesía de Fran y María, reanudamos de nuevo la marcha acompañados por un resplandeciente sol.  No obstante, nuestras amigas merinas se encontraban un tanto indispuestas para caminar, ya que habían pasado demasiado tiempo cerca de los viñedos que iban encontrando por el camino y estaban algo empachadas. Se podía observar así un panorama de siluetas abdominales importantemente marcadas, así como un caminar desganado. Esto suponía un gran retraso para los pastores. 

José Luis tuvo la mala suerte de meterse por medio de los viñedos y que le picara una abeja en el ojo; pero hizo el truco del barro y se le bajó la hinchazón. Se acercaba la hora habitual de la comida, de manera que preguntamos lo que faltaría para llegar hasta donde el tío Domingo nos esperaría con otro de sus manjares. La respuesta fue que aquel día, y debido a este ritmo especialmente reducido, aquel momento del día se pospondría un par de horas. Toda una sorpresa para nosotras.

Con un tren al que subir en Zaragoza, y mucho que limpiar de las furgonetas e intercambiar con los compañeros del siguiente turno, nos dábamos cuenta de que nos sería imposible quedarnos en la vereda hasta esa hora. Tras un breve debate, acordamos que lo mejor sería ponernos en marcha hacia Zaragoza. Nos despedimos de Ismael, Urbano y Vidal (y, por supuesto, también de Problemas, los careas y las mastinas) entre lágrimas; es duro asumir que lo bueno se acaba.

Antes de marcharnos, hicimos una parada para comer unos bocadillos (nada que ver con las delicias de Urbano, la verdad) y tocó nueva ronda de despedidas: nuestros compañeros de aventuras y “papis” durante la vereda, Peter Lamb y Lisensiado Arroyave, tenían que marcharse a casa. 

El camino de vuelta fue tranquilo, con una mezcla de sentimientos entre el buen sabor de boca que nos dejaba la semana tan diferente que habíamos disfrutado y tristeza por la vuelta a la dura realidad. 

Aun así, no faltaron canciones ni debates sobre la universidad a la vuelta. A nuestra llegada a Zaragoza estaba oscuro y hacía frío, pero nuestros compañeros del cuarto turno estaban esperándonos con la misma ilusión que teníamos nosotros el domingo anterior. Tras limpiar las furgonetas y dejar las tiendas y todo lo necesario preparado para los valientes del último turno, marchamos cada una a nuestra casa. Tras una buena ducha, sólo queda poner a nuestros amigos y familia al corriente de nuestras aventuras de la vereda. 

Autores: Clara Burillo, Andrea Menjón, Esther Mora, Mayte Ortiz, Lidia Regaño, Amaia Torre, Mariela Subirán y Carmen Ceresuela
Profesores acompañantes: Jose Luis Olleta, Emilio Magallón y Diego Arroyave

lunes, 4 de febrero de 2019

Día 16 de noviembre de 2018 - “Socuéllamos”

Hoy sí que sí, Problemas le roba el papel de despertador a Magallón y nos despierta con sus rebuznos. Se escucha mucho movimiento fuera, los trashumantes del otro rebaño se despiden y emprenden un camino diferente hacia el Valle de Alcudia ¡Buen invierno compañeros, hasta el año que viene!

Como todos los días, cogemos fuerzas en el desayuno y comenzamos a andar por los viñedos interminables de La Mancha. A un lado de la vereda divisamos un “iglú de piedras”, Vidal nos cuenta que es un “bombo” o “turruco”; edificaciones abombadas que construían los campesinos, piedra sobre piedra, para protegerse de las inclemencias del tiempo, típicas de La Mancha. Ningún día nos acostamos sin aprender nada nuevo.


También detectamos algo raro en la retaguardia del rebaño, la joven oveja cojita a la que llevábamos esperando y dando ánimos todos estos días para que siguiera el ritmo del rebaño, ¡no estaba! Levantamos la vista hacia delante y allí estaba, rauda y veloz por delante, ¡genial! 

Hora de la comida, siempre con visitas allá por donde pasamos. Esta vez se acerca a comer con nosotros Francisco, un vecino de Socuéllamos que nos trae melones de postre y lotería. ¿Y cómo no íbamos a comprar todos? ¡Imaginaos que toca! Si… imaginando… mientras “zampamos” los embutidos y atún que nos había preparado el tío Domingo, bromeamos con Ismael y Vidal “¡Si nos toca la lotería al año que viene contratamos un catering! ¡Y una discomóvil para todas las noches!” dicen entre risas.

Continuamos nuestro camino, jornada dura, el cielo se empieza a nublar y el “fresquito” ya se hacía notar. En el camino Vidal pide varias veces la libreta a Mariela, quien la llevaba a buen recaudo, y nos cuenta que apunta cuando montan los chotos y a qué cabra, así las tiene controladas cuando vayan a parir, ya que al ser un rebaño criado en extensivo las cabras tienen la “manía” de esconderse cuando paren y a la hora de comer dejan al cabrito solo, lo que resulta muy apetecible para cualquier zorrillo que esté al acecho. Durante nuestras jornadas de aprendizaje también tenemos que estar muy atentos a Problemas, que se dedica a allanar la morada de los vecinos que habitan en los límites de la vereda.

Justo antes de llegar a cruzar el puente de la autovía, tenemos un pequeño percance con una oveja que se había enganchado en los alambres y tubos de los viñedos, pero Vidal, muy atento siempre, lo soluciona antes de que nos demos cuenta. 


Conforme pasan las horas vamos notando el cansancio, es agotador andar en recto y nos vamos tumbando por los bordes de la vereda a descansar en cuanto podemos mientras Vidal nos grita “¡Si solo lleváis 5 días, imaginaros 24!”. Y si, toda la razón del mundo, de hecho, no nos lo queremos ni imaginar. Además, la vereda se había convertido en un auténtico vertedero, botellas, cristales, latas, bolsas de plástico… Una auténtica vergüenza y pena, mucha pena. 

Estábamos ya casi llegando al campamento donde nos esperaban María y Fran, que venían a haceros compañía en nuestros últimos días, nuestros hateros y Urbano, con una tormenta pisándonos los talones muy de cerca, sacamos los chubasqueros y aceleramos el paso animando a nuestras lanudas “¡Vaaaaaaamos señooooras!”. Aunque, cuando miramos a nuestras espaldas nos tenemos que detener obligatoriamente, y admirar durante unos instantes el arco iris que corona los viñedos. 


Tras una carrera crítica, Margarita ha conseguido cazar un conejo. Llegamos al campamento (La casa del picante) entre unas ruinas de una antigua paridera, donde dormiremos esta noche. Hoy también nos acompañarán durante un rato Teresa y su marido.

Aprovechamos las últimas horas de luz para hacer sesión de peluquería, que ya es hora, porque nuestros pelos ya no tienen remedio. Clara y Andrea han conseguido hacerse una foto con Vidal mientras él bromea con que va a romper la cámara. La luz de la hoguera crece mientras que la del sol va desapareciendo, y aprovechamos para disfrutar del atardecer sobre los viñedos.

Como todas las noches, toca sesión de canto. A estas alturas de la semana todos nos hemos aprendido las canciones y podemos corear a Carmen como profesionales. Emilio dirige otra de sus ruedas cósmicas de despedida, y de paso compartimos nuestras reflexiones sobre lo que ha significado para nosotros la experiencia de la vereda. Eso da paso a una charla sobre nuestro futuro laboral con Emilio, que nos motiva y nos hace perder un poco el miedo a lo que nos espera al terminar la carrera. El último debate de la noche es el mismo de otros días, liderado por Pedro: ¿Qué vino es el mejor? Al final descubrimos la clave: el que más te guste. 

Autores: Clara Burillo, Andrea Menjón, Esther Mora, Mayte Ortiz, Lidia Regaño, Amaia Torre, Mariela Subirán y Carmen Ceresuela
Profesores acompañantes: Jose Luis Olleta, Emilio Magallón y Diego Arroyave

viernes, 1 de febrero de 2019

Día 15 de noviembre de 2018 - "Las Pedroñeras-Socuéllamos”


Como todas las mañanas, Emilio nos despierta entre suspiros, casi ya más bien gritos, y algún que otro cántico. Tras el buen desayuno de todos los días, y que algunas de nosotras afianzáramos un poco más nuestra relación con las careas de Ismael y Vidal, el grupo echó a andar rodeando Las Pedroñeras (¡Capital del Ajo!).


Nada más salir del campamento, encontramos unas enormes vasijas de vino en las que ponía, también en letras bien grandes, “Casa el Cristo”. Entre otros comentarios, Vidal nos cuenta, algo indignado, que muchos de los campos tan enormes de ajo que nos rodean a lo largo de la jornada no respetan los márgenes de la vereda, que deberían ser de 90 varas de ancho. A medida que va avanzando la mañana, Diego, el Lisensiado Arroyave, nos abre su corazón y nos habla de su país, Colombia. Nosotras, todo oídos, escuchamos sus relatos y anécdotas. Nos explica lo difícil de la situación política y social que ha vivido el país, la fuerza del narcotráfico, que consiguió comprar a la policía y los altos cargos, y lo duro que era para él y su familia afrontarlo diariamente (No todo iban a ser risas y cánticos). 

Al mismo tiempo, Pedro y Amaia se encargaron de realizar el papel de hateros, acompañando a Urbano en sus tareas diarias por los pueblos cercanos del camino. Una de éstas consistió en acercarse a una ferretería con un camping-gas y su pieza, que no parecía funcionar correctamente, y nadie querría quedarse sin las increíbles gachas que se prepararían después con él. Como tarea especial, y aprovechando para aprovisionarse de otra garrafa de orujo, Pedro, decidido a celebrar su cumpleaños como nunca antes entre los compañeros y compañeras de la trashumancia, y acompañado por Amaia, no escatimó en tartas, cava y golosinas para el que sería el postre de aquella noche. Parece que, en ese momento, cegados por la ilusión, se les olvidaba que ninguna comida de los pastores deja hueco en el estómago... Pero, en fin, ya sabéis. Del pastor, el mandamiento cuarto: “Come después de harto”.

Para comer, gachas, y ante la sorpresa de las inexpertas en cuanto a comidas de pastores, ¡estaban riquísimas! (como todo lo que nos preparaba con tanto cariño el tío Domingo).

Una vez recuperadas las fuerzas, abordamos la tarde, un poco más nublada de lo normal, pero con las mismas ganas. Siguiendo la costumbre, fuimos picoteando uvas por el camino, y a este tentempié se le unieron los pistachos crudos recién cogidos del árbol. Esto causó tanto alboroto entre algunas de las caminantes que acabó por producirse el segundo percance: Carmen es lesionada, con mucho amor, por Lidia, la cual jugaba con el bastón de mayorala sin ser muy consciente de su entorno y acabó metiéndoselo en el ojo. 

Cada vez más nos acercamos a Socuéllamos, pueblo de referencia en nuestra etapa, el cual, contado por Vidal, parece no acabar nunca, pues se tarda tres jornadas en rodearlo y dejarlo atrás. Para nuestra sorpresa, al llegar a este punto aparece una lanuda rezagada, la cual había perdido a su grupo el segundo día y que había sido rescatada por nuestros amigos trashumantes que andaban detrás nuestra (¡De nuevo sana y salva con su rebaño!).

Poco a poco va bajando el sol, y tras cruzar un puentecito que salva un río del que abrevan las ovejas, llegamos a nuestro penúltimo campamento. Poco sabíamos de la sorpresa que nos habían preparado Pedro y Amaia y de lo especial que sería la noche. Mientras nuestros queridos pastores se dan una ducha en el pueblo, nosotras esperamos pacientes a la hoguera y la cena que tanto nos calientan el cuerpo, por fuera y por dentro, y qué mejor para pasar la espera que hacer una sesión de peluquería, ¡trenzas para todas!

Llega la cena, tan rica como siempre, seguida de la gran celebración: Pedro, rebautizado como Peter Lamb, cumplía años y quería celebrarlo por todo lo alto. Nos invitó a cava, sidra para Urbano y un gran surtido de tartas, hasta una especial para Clarita, apta para celíacos. A la celebración se unen por última vez nuestros compañeros trashumantes, ya que al día siguiente nuestros caminos se separarían. Todos estaban encantados con las tartas, especialmente el Tío Domingo, que cogía tarta de chocolate entre risas “Je je je ¡Esto está riquísiiiimo!” decía. Todos nos animamos a comer y beber, hasta que acabamos trasladando la fiesta a la hoguera. A ella acudieron una pareja de paisanos de nuestros pastores, los cuales, muy animados ellos, se arrancaron a cantar una bonita canción de Guadalaviar. A ésta le siguen las ya clásicas. Los pastores e invitados se van retirando, hasta que quedamos los valientes y por fin llega el esperado momento del que Emilio tanto nos había hablado: los astros se habían alineado y era el momento perfecto para hacer una de sus ya famosas Ruedas cósmicas. La noche acabó con ese especial intercambio de energías y un interesante debate sobre el consumo de ovino en el país. 

¡Buenas noches!

Autores: Clara Burillo, Andrea Menjón, Esther Mora, Mayte Ortiz, Lidia Regaño, Amaia Torre, Mariela Subirán y Carmen Ceresuela
Profesores acompañantes: Jose Luis Olleta, Emilio Magallón y Diego Arroyave