Nos despertamos y llegamos a la facultad sin que nos acompañe el sol todavía, a eso de las 6:30. Tenemos muchas ganas y, aunque estamos todos dormidos todavía, se deja entrever la emoción por la semana que nos aguarda. Nos montamos en las furgos y entre cabezadas, cánticos y un descanso acompañado de tortilla casera, nos encontramos con los trashumantes a las 12:00h, entre Villalgordo del Marquesado y el Villar de la Encina, (los nombres de los pueblos nos hicieron pasar un buen rato entre risas, no había manera de aclararnos: “La villa del gordo del marqués, Villar del Marquesado, Villar del gordo de la Encina...), tras recoger a Pedro Cordero en La Almarcha, que se acabó convirtiendo en uno más.
Nos reciben con una bandeja de huevos fritos, quesos, embutidos y una bota repleta de vino, con lo que roban el primer trocito de nuestros corazones.
Tras dar cuenta de la comida, nos ponemos en marcha para acompañarlos en nuestra primera tarde de vereda. Antes de empezar a caminar, vemos una cabra pariendo; el cabrito recién nacido irá en un cubo a lomos de Problemas bien calentito hasta que volvamos a parar, pues no puede seguir el ritmo del rebaño.
Caminamos animadamente, charlando entre nosotros y con Vidal, y así comenzamos a conocerlo un poco, puesto que vamos con él en la retaguardia. La tarde transcurre sin incidentes, con el sol sobre nuestras cabezas, a excepción de una joven oveja coja, que se queda rezagada continuamente. Vidal la coge con el bastón de mayoral, que ya nos explica que es el poder del rebaño, para mirar cómo lleva la pata.
A las 18:00 h. llegamos al lugar en el que han desplegado el campamento; entre Vidal e Ismael meten a las ovejas en el círculo que han hecho con el pastor eléctrico. Entre todos, vamos amontonando los troncos que posteriormente se convertirán en una lumbre muy acogedora.
Nos servimos un poco de cerveza, porque hidratarse es importante, y terminamos haciendo un “mannequin challenge” entre todos (hacen falta dos intentos, puesto que el primero casi causa bajas entre nuestras filas por las ascuas que salían disparadas de la hoguera). Cenamos arroz con pollo y verduras y una ensalada de tomate, y estaba tan bueno que ya vamos descubriendo lo que nos cuidará Urbano a lo largo de la semana.
Con el estómago lleno (que se piensa mejor), nos sentamos alrededor de la hoguera, al principio un poco tímidos...pero, en cuestión de minutos, estamos todos cantando canciones; La ronda de Boltaña, Amaral o Silvio Rodríguez, aunque a medida que pasaba la noche fuimos dando paso a temas populares como el himno de Buñol o el de Bordón (que después se convirtió en uno de los himnos de la vereda); Amaia también nos enseñó una bonita canción en Euskera, de la que acabamos sabiendo trocitos.
Las canciones dieron paso a juegos como el “black stories”, y la hoguera nos fue adormeciendo hasta que a las doce decidimos retirarnos a nuestros aposentos, para estar descansados para lo que nos deparase el siguiente día.
Autores: Clara Burillo, Andrea Menjón, Esther Mora, Mayte Ortiz, Lidia Regaño, Amaia Torre, Mariela Subirán y Carmen Ceresuela
Profesores acompañantes: Jose Luis Olleta, Emilio Magallón y Diego Arroyave
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