Tras una noche “excelente” de frío conquense revivimos con el cafecito y las magdalenas que nos tiene preparado Ismael. La niebla asoma en el horizonte, será nuestra compañera de viaje durante unas horas.
Tras el desayuno comienza la clase magistral de Ane sobre “cómo plegar las tiendas de Decathlon”. Aunque somos chicos muy dispuestos, la clase resulta ser un completo fracaso, pero “no pasa nada ¡es el primer día!” (Decíamos para consolarnos).
Comienzan a salir del redil aparentemente 300 ovejas pero conforme se esparcen por los campos, nos damos cuenta que efectivamente son 3.000. “¿Cuántos picos y patas son?”.
Paseamos por unas explanadas de campos sin cultivar donde las ovejas y las cabras campan a sus anchas comiendo todo lo que quieren.
Los pistachos que reparte Carol nos darán fuerzas para subir por La Fresneda. Esta subida nos provocará una confusión de identidad: ¿Quiénes parecen más cabras? ¿Las de cuatro patas y cuernos? ¿O nosotras mismas? La primera noche ha pasado factura…
Tras bajar la sierra nos espera un riachuelo que las ovejas no querrán pasar. Después de la que nos liaron ayer parece ser que les da miedo el agua. Todo está controlado por los pastores, Ismael con los mansos pasan primero cual “Mesías” y las ovejas le siguen. Nosotros gracias a Vidal cruzaremos por un estrecho que tiene el riachuelo, evitando mojarnos (no todos conseguimos pasar secos).
Esta mañana le ha tocado el turno de hatero a Zene, que junto a Urbano y Juanjo ya tienen la comida preparada. Hoy comeremos chorizos y morcillas a la brasa. Después serán Irene y Ane quienes cojan el coche y los demás seguiremos a pie.
La primera colina hace descender la comida a los dedos del pie. Colina arriba y colina abajo, colina abajo y colina arriba completamos los 20 kilómetros de la ruta de hoy.
Al llegar, nuestro organismo de avituallamiento, nos tiene preparado todas las comodidades imaginables en la trashumancia. El fuego ya está listo y las sillas alrededor para comenzar la tertulia.
Mientras, Urbano nos prepara rancho de patatas, setas, garbanzos, chorizo… que hasta los jabalís se acercan a olerlo.
Tras la rica cena, como de costumbre todos nos reunimos alrededor del fuego. El ingeniero temerario es el primero en probar la única bebida que nadie sabía qué era: “El Resoli”. Al ver que eso entraba como el agua todos nos animamos y elucubramos sobre la composición de la bebida. A partir de esta noche Rubén deja de llamarse “El ingeniero temerario” y pasa a ser Rubén “El Resoli”.
En unos instantes de silencio, comenzamos como de la nada a escuchar poseía recitada por una voz magistral… ¡Era Ismael! Esto sí que es una sorpresa para todos, le aplaudimos cada estrofa. La más aplaudida fue La Jacinta de Villa Tripas de Abajo, no os explicaremos de qué va… cada uno que deje volar su imaginación.
Elena, Ane, Bea, Carol, Ricardo y Zene trasnochan más que los demás. Bajo el cielo oscuro cuentan historias y anécdotas escalofriantes, lo cual les pasa factura a la hora de irse a dormir… se oye más de un susto.
Autores: Irene Marrondo, Ane Rivas, Zeneida Orobitg, Alberto Auseré, Ricardo De Miguel, Carolina Gonzalo, Beatríz Miguelena, Elena Navarro
Autores: Irene Marrondo, Ane Rivas, Zeneida Orobitg, Alberto Auseré, Ricardo De Miguel, Carolina Gonzalo, Beatríz Miguelena, Elena Navarro
No hay comentarios:
Publicar un comentario