domingo, 16 de diciembre de 2012

Día 12 - 12 de noviembre

Al despertarme por primera vez, a eso de las 4 de la madrugada, a mi derecha contemplé a Víctor (el que duerme ligero de paños) imbuido en su saco con tres cazadoras tapándole por encima del mismo; y a mi izquierda Nicolás no dejaba asomar siquiera mejilla a través del saco; y yo con frío en el cuerpo y los huesos, opté por abrigarme más y volverme a dormir.

Nos despertamos, en mi caso y el de Nicolás, más tarde de lo normal, a eso de las 8. Hizo la peor noche (a mi juicio) de toda nuestra trashumancia. Llovió, heló y el viento hizo apto recurrente de presencia durante toda la noche y fue capaz de introducirse en la misma y enfriar nuestro microentorno.

Una vez despiertos, nos vestimos, recogimos y colocamos todo en la furgoneta, listo para la vuelta a Zaragoza. Desayunamos con presteza pues el tiempo y el pastor nos apremian.

Comenzamos saliendo de la comarca de Rada de Haro, a unos 4-5 km del pueblo y a 1 km de Mojón Alto. Como siempre Urbano, Isidoro y Antonio adelantan al rebaño para preparar en el punto de encuentro el “Último almuerzo”.

La última travesía (Carla Vila)

Por nuestra parte seguimos la vereda, una vez más, acompañando a Vidal. La mañana no tuvo nada en que parecerse al día pasado, despejado, caluroso y soleado. Sin duda el mejor día, climatológicamente hablando, de toda la trashumancia.

El terreno y vegetación eran semejantes a los del último día, predominando encinares, enebros, olivos y vides, teniendo cuidado con éstas pues eran propiedad privada y había que evitar que entrase el ganado a pastar. Vidal al ser el último día nos dio más confianza y permitió a Ana ir delante con Ismael y, además, ayudamos a la hora de atravesar un túnel subterráneo que pasaba por debajo de la carretera para evitar que las ovejas se desviasen y pasasen correctamente por el mismo. En el mismo túnel hay un recordatorio a nuestros pastores.
 
Conduciendo el rebaño (Víctor Bara)
 
A escasa distancia se encontraban los vehículos. El día era especial y se preparó hoguera para el almuerzo, sesos con revuelto de huevos y tomate frito. Muy bueno. No quedó nada y como complemento bocadillos de panceta (sobran las palabras).
 
Revuelto de sesos (Carla Vila)
 
Apuramos la comida y posteriormente tomamos el café. Nos quedamos a media jornada de Las Pedroñeras, donde les esperaba refugio y ducha a nuestros acompañantes.

La última vereda (Víctor Bara)
 
Para acabar nuestra travesía no podíamos irnos sin haber montado al burro, por lo que Víctor, Ana y servidor procedimos a la ardua tarea.
 
Borriquito paciente (Carla Vila)
 
Y finalmente llegó el momento de la despedida. Entrañables y buena gente, muy orgullosos de haber vivido esta experiencia, pero sin duda, haberla vivido con ellos. Cada uno lleva el luto a su manera, pero para Paula y Ana fue un poco más duro y exteriorizaron lo que sentían.
 
Despedida (Carla Vila)

Comenzamos la marcha de vuelta (a las 15:30) a Zaragoza, saliendo de la vereda, no sin antes pasar la última desgracia de la travesía, que se rompiese la ventana y fuese imposible cerrarla correctamente. Tras el percance continuamos y dimos algunas vueltas hasta que encontramos la nacional 420 que seguimos hasta Teruel. Durante el trayecto afloró el cansancio de mucha gente que se durmieron. Cada uno intentó pasar el rato a su manera, hablando, jugando al ajedrez… ya pasando Teruel optamos por leer una serie de chistes muy educativos en voz alta para hacer más ameno el resto del viaje.

Llegamos a las 19:30 y nos pusimos a limpiar la furgoneta que se encontraba llena de barro, debido a la tediosidad del viaje, con agua caliente y jabón. Una vez acabado nos realizamos unas fotos en el mismo lugar donde nos habíamos hecho en la ida y procedimos a marcharnos a nuestras casas a darnos una ducha bien calentita.
 
Limpiando la furgoneta (Ana Ferrando)
 
Final de nuestra trashumancia (Ana Ferrando)
Autores: Víctor Bara, Samuel Benítez, Paula Dobón, Ana Ferrando, Nicolás Iván Larenas, Mª Carmen Torralba, Carla Vila

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