A las 8 de la mañana llegábamos al punto de encuentro en San Lorenzo de la Parrilla. Seguimos a las ovejas y ellas nos llevaron hasta Ismael, Vidal y Roberto (el bombero), que nos recibieron con la alegría matutina que les caracteriza. E hicimos amistad con el burro tozudo Problemas, que en unos días haría de las suyas.
Tras la primera toma de contacto recibimos las primeras lecciones como trashumantes. Primera ley de la trashumancia: “el rebaño nunca se pierde”; y segunda ley: “lo que ocurra en la trashumancia no sale de la trashumancia”. También despejamos algunas dudas, como: ¿cuál es la función de las ovejas negras en el rebaño? pues para el que no lo sepa, las ovejas negras, nacidas en jueves santo y que no han sufrido ningún tipo de mutilación se utilizan de pararrayos y ahuyentadoras del mal. Una explicación un poco más científica es que sirven como método de recuento rápido, es decir, si te falta alguna de las ovejas negras habrás perdido parte del rebaño, pues es difícil que las ovejas se separen solas del grupo.
Durante la mañana las cabras se encargaron de arrasar con los árboles frutales que estaban plantados de manera indebida a lo largo de la cañada, porque lo que no está bien…no está bien.
El paisaje era bastante monótono. Cruzábamos a través de campos de cereal y caminos que empezaban a encharcarse con las primeras lluvias.
A la hora del almuerzo nos encontramos con el resto del equipo. Urbano lleva el coche de apoyo con el hato. Isidoro es un profesor jubilado que les acompaña en la vereda y ayuda a Urbano. Ellos se encargan de las compras, de hacer la comida y de que todo esté listo para cuando lleguen los demás pastores con el rebaño.
Primer atracón (Paula Dobón) |
La comida de medio día consiste en pan y embutidos, pues el tiempo apremia, que la noche cae pronto.
Después de colocarnos algunas medallas habíamos aprendido a beber en bota (lección importante donde las haya), retomamos el camino.
Haciendo amigos (Roberto) |
Durante la tarde lo interesante ocurrió en la furgoneta. Samuel hizo lo que pudo para cruzar los caminos encharcados por los que nos dirigían los todoterrenos, pero estaba cantado que nos íbamos a atrancar y así fue. Después de hacer muchas peripecias ideamos una especie de trineo para remolcar el vehículo problema, y ni con esas. El rebaño nos adelantó.
Antonio tomó el relevo del furgón, y ya por tierra firme fuimos hasta nuestro destino en Cervera del Llano, donde, para que no se diga que había sido culpa de Samu, volvimos a hundirnos en el fango (se puede decir que esta vez lo hicimos queriendo). Estábamos casi perdidos, pero éramos unos torpes con suerte y un agricultor que pasaba por allí nos remolcó con su tractor. Media hora más tarde le mostramos nuestra destreza para montar las tiendas de campaña y nos cedió su refugio para cenar y dormir aquella noche. Afortunados…
Tras calentarnos en la chimenea Urbano se dispuso a preparar el puchero, y todos, alrededor de la lumbre, habíamos hecho amigos al poco rato.
Durante la cena aprendimos más lecciones: “Cucharada y paso atrás”, y “la bótaaaaAA, que no pááááre!”.
Entre historias y risas se hizo hora de dormir, y los menos curtidos extendimos nuestros sacos al lado del fuego que Nico se encargó de vigilar toda la noche.
Autores: Víctor Bara, Samuel Benítez, Paula Dobón, Ana Ferrando, Nicolás Iván Larenas, Mª Carmen Torralba, Carla Vila
Autores: Víctor Bara, Samuel Benítez, Paula Dobón, Ana Ferrando, Nicolás Iván Larenas, Mª Carmen Torralba, Carla Vila
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