El tercer día, debido al
paisaje de esa zona, era uno de los más esperados tanto por los pastores como
por Héctor (que ya conocía esta etapa). Atravesamos varias lomas y llegamos a
un valle precioso en el que todos los que estábamos, aprovechamos para hacernos
unas foticos.
Durante el camino, Vidal nos dijo que por esa zona había
muchas setas y nos enseñó a diferenciar la seta cardera, que se caracterizaba
por un tallo gomoso y curvo, que nunca sale en perpendicular. Pero, por
desgracia, no tuvimos mucha suerte en nuestra búsqueda y cogimos muy pocas.
A la hora de comer, la cual nos avisaba Vidal con un “ya
huelo a comida”, llegamos al arroyo de las truchas. La comida estuvo
acompañada, como toda la mañana, por una lluvia que no nos abandonaría en todo
el día.
Los hateros de por la mañana, Dani, Amaia y Olleta, se
cambiaron con Leti y Huerto. Por la mañana fueron a comprar a las Majadas y a
coger mucha muuuucha leña que ya descargaron en el sitio de acampada. Por la
tarde, a Leti y Huerto, además de coger más leña, les tocó “taller de
distribución de tiendas de campaña” impartido por Urbano, gracias al cual Olleta pudo disfrutar de un
latifundio privado con burro.
Mientras tanto, en el trayecto de la tarde se siguió
intentando coger setas, igualmente sin mucho éxito y pudimos ver varias fuentes
típicas de la zona, como ya nos explicaron en el museo el primer día.
Para llegar al lugar de acampada, el albergue de la
mesta, las ovejas tenían que ser recogidas para poder pasar un tramo. El
Becario, en un intento de ayudar, tuvo un enfrentamiento con una oveja negra, en el
que claramente ganó la oveja.
Este día cenamos ensalada de tomate y bacalao y un
pucherazo de garbanzos con algunas de
las poca setas que habíamos cogido, previamente revisadas por un experto
(Urbano), pimiento, callos,etc. Para variar, todo estaba COJONUDO.
Después de cenar fuimos al bar de las majadas a tomar
unos cafés, cola-caos y cervezas. Su dueño era el ex alcalde del pueblo,
pionero de la huelga de hambre en estas zonas y al cual agradecemos que nos
prestara su baño bussiness class.
El lujo del que pudimos disfrutar en el baño, lo pagamos
a la vuelta, pues nos cayó un diluvio universal que nos quitó todo el
“calorsito” ganado en el bar. Y así, muchos de nosotros pasamos la noche más
fría de toda la semana. No con eso, la ovejas por la noche tenían ganas de
marcha, así que decidieron salirse del pastor algunas para emprender el camino
del día siguiente, y otras para alcahuetear el campamento. Menos mal que
Ismael, Vidal, Juan Vicente y Urbano sí que se dieron cuenta, no como alguno de
nosotros que ni se inmutó. A esta noche movidita se podría sumar los deportes
que practicamos cada uno en su tienda: Dani y Leti karate, Héctor, Amaia y
Carmen parapente, Huerto y Paula remo y Olleta piragüismo.
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