El día amaneció nuevamente con nubes y amenazando algo
de lluvia como sucedió. Era una etapa complicada porque había que atravesar una
importante rotonda y avanzar 500 metros por una carretera nacional, así que se
precisaba la colaboración de la Guardia Civil. Hubo que esperar unos minutos y,
una vez montado el operativo, se dieron cuenta que era interesante que alguien cerrara
el grupo de manera oficial
así que, con un pertinente chaleco, nombraron a Héctor auxiliar del cuerpo civil, convirtiéndose en
avanzadilla de lo que pueden ser los tiempos modernos para dicho cuerpo.
Era nuestro último día y tras un calórico almuerzo llegó la foto
para el recuerdo y el comienzo del regreso muy a pesar de algún@s.
Como no podía faltar la aventura final, una de las furgonetas no
pudo ni arrancar (falta de batería). Llamada al seguro y a esperar pero l@s
ocupantes de la otra furgoneta plantearon salir a pedir ayuda y cual “mujeres
de Harrelson” pararon literalmente un camión que por suerte era de la
Diputación provincial de Cuenca. Sus ocupantes (pasado el susto) se prestaron a
solucionar nuestro problema. Y a fe que lo consiguieron llevándose como premio
una botella de vino dulce casero. Y tras repostar y tomar algo en las
proximidades de Teruel continuamos viaje a la Facultad, donde nos esperaban
ansiosos los integrantes de la segunda etapa.
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