Con la ilusión del primer día, llegamos al punto de partida impacientes por sentir lo que otros compañeros habían sentido y ver ese mar blanco guiado por cuatro pastores y una decena de perros. Empezaron las presentaciones, el estudio de nombres y las primeras risas tímidas, con Ismael, el mayor de los pastores que lidera el rebaño y su hermano Vidal, el gran Hatero del que tanto nos habían hablado los compañeros anteriores, y los pastores Arturo y Leandro.
Para finalizar el
día acabamos visitando el museo de la trashumancia de Guadalaviar como es
costumbre en el primer día de actividad. Allí nos explicaron curiosidades de la
vida trashumante como el uso de un hongo llamado yesca utilizado
tradicionalmente para prender la hoguera. También nos mostraron la carrancla,
un collar cubierto de pinchos utilizado para proteger a los Mastines frente al
ataque de los lobos. Además, nos sorprendió la evolución de las herramientas
para esquilar, pasando de la tijera a la esquiladora que conocemos hoy en día.
Por último, también nos asombró saber que antiguamente las familias
trashumantes pasaban 6 meses sin tener ningún tipo de contacto, a diferencia de
hoy en día en la que las familias pueden permitirse tener incluso dos
viviendas, por no hablar de la facilidad de comunicarse gracias a las nuevas
tecnologías. De alguna manera demuestra que el mundo rural no está para nada
desconectado de la tecnología, como vulgarmente se puede llegar a pensar. Ha
permitido grandes avances en cuanto a la producción como en el sentido más
humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario