Y de repente los pulmones se llenan de naturaleza y los ojos presencian el arte constante del rebaño en movimiento, el cual es imposible dejar de admirar a medida que avanzan los días. Con los años, el sonido del paso de los cencerros va desapareciendo de nuestros paisajes y de nuestros pueblos y, poco a poco, con el andar de la historia se van difuminando para dejarla en solo eso: historia.
Una vez que vivimos la vida de los pastores trashumantes por un periodo de 6 días, además de emocionados, volvemos siendo conscientes de la imprescindible labor que realiza el mundo rural en nuestra sociedad y la importancia de mantenerlo. Volvemos habiendo vivido el sacrificio que supone la vida de un pastor extrapolable a los 365 días del año y siendo conscientes de su gran labor trashumante en relación a la conservación de los ecosistemas.
Este tipo de ganadería tan poco conocida como infravalorada que forma parte de nuestro Patrimonio Cultural y que a día de hoy sigue tropezando entre la burocràcia y otros, como el no mantenimiento de las vías pecuarias, sigue existiendo en la ignorancia de todos. Este blog únicamente pretende darla a conocer y reivindicar el apreciable valor de la vida rural y el de los pastores en nuestra sociedad.
El mundo rural debe seguir en movimiento.
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