martes, 15 de noviembre de 2022

DÉCIMO DÍA DE VEREDAD!! 09/11/22

 

LA VIDA DEL PASTOR TRASHUMANTE

 

Hoy los protagonistas de este blog son nuestros queridos pastores, que nos están guiando durante esta semana tan llena de momentos especiales y que estamos viviendo con tanta intensidad.

 

Acompañamos a cuatro pastores con los que tenemos la oportunidad de compartir tareas, comidas, vino y hogueras para hablar y conocernos. Cada cual con sus perros, con sus acentos y sus personalidades, pero todos con la misma cálida acogida.

 


Trabajan 365 días, y si es bisiesto 366. Les preguntamos a los pastores con qué palabra definirían su profesión y todos coincidieron con “vocación”. Es una profesión muy sacrificada ya que no solo se limita al trabajo con las ovejas sino que también involucra al ámbito familiar, sobre todo a las parejas, como bien explica Vidal. Antes, el pastor que se casaba salía con las ovejas mientras la mujer cuidaba de los niños, por lo que es fundamental que tanto el pastor como su pareja tienen que ser un equipo unido. Por otra parte, nos cuentan que los animales necesitan comer todos los días por lo que las vacaciones son limitadas o nulas.

 


Los pastores con los que tenemos la suerte de compartir estos días hacen la trashumancia durante todo el mes de noviembre para volver en los meses de primavera. Esto implica pasar la mitad del año en una casa y la otra mitad en la otra, en diferentes lugares y por lo tanto a muchos kilómetros de distancia. Con todo lo que esto conlleva a la hora de gestionar el traslado, prevenir imprevistos y organizarse con la familia.

 Cada uno realiza un papel fundamental durante el camino hasta Vilches. Desde los pastores, que junto a sus perros controlan el paso de las ovejas por la vereda y aseguran el aprovechamiento de los rastrojos y pastos para la alimentación de los animales; hasta el hatero, que cuida de los pastores cocinando, haciendo la compra, eligiendo y montando el campamento en lugares refugiados, trayendo agua y cortando leña para mantener la lumbre al caer el sol.

 


Sin embargo, todo este sacrificio se compensa gracias a la variabilidad de vivencias y experiencias que cada día esta bonita profesión les aporta. Crean nuevos amigos que en muchas ocasiones se convierten en familia allá donde vayan. Como bien nos explica Vidal, “la experiencia es un peine que te de la vida cuando te has quedado calvo”. Esto se plasma claramente durante la vereda, dónde cada día se tienen distintas vivencias, se conocen y se reencuentran con antiguos conocidos y observan los cambios que el tiempo genera sobre el paisaje de la vereda.



 

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