lunes, 3 de diciembre de 2012

Día 4 - 4 de noviembre de 2012

Esta vez Problemas se adelantó 5 minutos en despertarnos, ya sabía que nos aguardaba el día más duro de todos. Asomamos la cabeza fuera la tienda, y maldita sea, seguía lloviendo. Nos vestimos, desayunamos pero sin prisa, llovía a mares y Vidal e Ismael decidieron retrasar la salida hasta que menguara un poco. Por el momento desmontamos las tiendas, y las recogimos bajo el porche del refugio, para evitar que se mojaran más. Y entonces a Urbano se les ocurrió preparar el almuerzo y así matar el tiempo. Y tanto que lo matamos, chorizo y pancetas degustamos mientras “jugadores” de golf se acercaban al refugio, se habían equivocado de día para jugar.


Sigue lloviendo (Foto: Raúl Malo Martín)


 
Hora de partida las 10:30 (Foto: Raúl Malo Martín)


 
 
Se alargó hasta las 10:30 y se decidió partir. Esta vez Raúl y Ricardo llevarían la furgoneta y los demás bajo la lluvia junto a las ovejas. Sobre las 13:00 del mediodía y llegando a la cementera de Chillarón de Cuenca, empezó a llover como si no hubiera fin, tanto llovía que pasando por los rastrojos aledaños de esa empresa, la tripa de las ovejas tocaban el barro y a nosotros nos llegaba ya por la rodilla. Los conductores tuvieron que lidiar unas cuantas veces con en el barro y a Belén, la catalana, se le mojó la cámara réflex y quedó inutilizada el resto de la vereda. Con esto no pretendemos asustar a nadie, sino transmitir lo duro que es.

Dificultades del camino (Foto: Raúl Malo Martín)
 
Más “chipiaus” no podíamos ir (Foto: Raúl Malo Martín)
 
Las alegrías de “Problemas” (Foto: Raúl Malo Martín)
 
Continuamos el camino, pasando el río y cruzando la nacional N-320 varias veces hasta que nos adentramos en un denso pinar, donde la vereda quedaba vallada a ambos lados, una ventaja debido a que se nos permitía bajar la guardia un poco sobre el rebaño, pero son animales los que seguimos, y no se debe bajar la guardia en ningún momento, ya que estos no entienden de fronteras. Fueron tres ovejas y una cabra las que se colaron por algún agujero que nos pasó desapercibido, y Vidal mandó a Luis el cazador, que saltara la valla y recondujera los “extraviados” de vuelta a la vereda, por una de las puertas del vallado.

¿Reanudamos el rumbo? (Foto: Raúl Malo Martín)
Martín, el mastín (Foto: Raúl Malo Martín)
 
Tras atravesar el pinar, llegamos al Collado del Cubillo, donde montamos el pastor eléctrico y acampamos para pasar la noche. Pero no en vano hemos dicho que fue el día más duro, que cual fue nuestra sorpresa que la furgoneta estaba atascada casi a 500 metros de donde acampamos para variar. Por tanto tuvimos que recorrer el camino, como no embarrado, para recoger nuestro hato.

Y como no, furgoneta atascada (Foto: Raúl Malo Martín)
 
Entre el agua, el barro y el cansancio, lo único que nos animó fue la cena que nos preparo Urbano: alubias con bacalao. Nos juntamos alrededor de la lumbre para el café y algunos aprovechamos para secar ropa y saco. Ya metidos de lleno en la noche la lluvia cedió, las nubes se abrieron y dejaron paso al frío de la noche. Pese a ello alrededor del fuego nos encantamos escuchando vivencias de Vidal e Ismael y peripecias de Roberto el bombero. A las 21:00 nos marchábamos a dormir, con frío y algo de humedad, pero con una sonrisa enorme de poder disfrutar esta aventura. Buenas noches.

Por fin un poquito de calor 
(Foto: Raúl Malo Martín)
Autores: José Manuel Ibarra, Vicente Luis Pascual Solana, María y Almudena Valiente Viana, Belén Mediano Valiente, Ricardo Novales Miranda, Raúl Malo Martín y Jaime Calvo Bara

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